30 septiembre, 2006

Ruego al cielo

Ruego al cielo
que mi sueño
de ser el padre
de tus hijos
sea el prodigio
que tu milagro
se merece.
Y ya mis brazos
imaginariamente mecen
la mezcla de tu sangre
y de mi semen.
Ruego al cielo
la proeza
de que nuestras fuerzas
sean fuertes
y que la magia recurrente
se haga carne.
Quiera Dios tocarme
con su hálito bendito
y hacer vida
dentro tuyo,
y que me diga en un murmullo
que vas a ser la madre
de mis hijos.

25 septiembre, 2006

Sería bueno

Sería bueno ver
que aún vale la pena
y que la serena
confianza en paz descanse,
que el esfuerzo alcance
y que tu mano
no se suelte de la mía.
Sería bueno saber
que la melancolía
es cosa del pasado
y que lo conquistado
está para quedarse.
Sería bueno que me abraces
cuando tengo miedo
y que el miedo pase
de largo.
Sería bueno que el letargo
se sacuda
su modorra
y que la historia
contigo
no se acabe nunca,
que queden truncas
las tristezas
y que en tu vida
y en tu mesa
de noche
no falte el derroche
de mis flores.

20 septiembre, 2006

Si hay algo que no quiero

No quiero la nostalgia,
prefiero la fragancia
de tu pelo noche a noche
como un broche
del andar por el cielo
guiado por tu piel
en los alrededores de tu cuerpo.
No quiero más poemas tristes
ni pensar en imposibles
y en cosas que ya fueron,
prefiero el derrotero
de hacer el amor verdadero
día a día.
No quiero la primicia
de despertar una mañana sólo
y que el abandono
fuera no más que una pesadilla.
Si hay algo que no quiero
es que la maravilla
se esfume como un sueño
del que a la mañana
quedan despojos,
quiero que tus ojos
me despierten
durante toda mi vida.

12 septiembre, 2006

Hogar en costrucción

Armamos el hogar
a diario
y en el calendario
se suceden los días.
Los mismos que siempre
nos parecieron de mentira
hoy son cosa
de toda la vida.
Armamos el hogar
en cada detalle
y en las montañas
y los valles
de los cuentos,
que aún es un portento
el milagro de estar juntos.
Armamos el hogar
y me pregunto
si alguna vez terminaremos.
Y a eso me contesto
que ojalá que el fuego
no se apague nunca.

05 septiembre, 2006

Florece la ventana

Florece la ventana
jazmines
sólo para que vos
los ilumines
y les des tu aroma.
La primavera
parece broma
y lejana
cuando el invierno
escarcha
por la espalda
y de improviso,
pero tu aliento
siempre listo
basta
para las flores
y para mí mismo.
Dame tu calor
y dame tu gloria
y que los años
de memorias
frías
se vayan
y los desengaños
se pierdan de mi vista.
Florece la ventana
jazmines
que se nutren
de los mohines
de tu cara.
Como así mis mañanas
florecen
todos los días
desde que duermo
en tu cama
y comparto tu vida.