10 febrero, 2006

Tu piel, tus ojos

Tu piel, tus ojos,
tu cintura.
Todo, todo
me lleva a la locura
del deseo.
Y no puedo
pensar en otra cosa
que en tu cuerpo,
cálido aposento
tan salvaje como amable.
Y sería imperdonable
que en un descuido
pueda perderlo
y volver a lo que he sido:
un hombre medio muerto
con su corazón herido
que apenas sus latidos
le hablaban de estar vivo.
Tu piel, tus ojos,
tu locura.
Todo, todo
me ata a tu cintura.
Y no quiero otra aventura
más que la hermosura
de saberte mía.