01 febrero, 2006

Ya al principio

Ya al principio
te prometí mi vida
y recuerdo claramente
que no la querías.
Tal vez hoy
que es otro el temple,
que lo urgente
cedió paso a los sueños,
los proyectos
y una vida juntos,
sea diferente.
Mi corazón oscuro
se rindió al seguro
afán de enamorarte
porque encontrarte,
casi sin quererlo,
ya sin buscarte
fue el milagro más puro
que a mi absurdo
descreimiento
echó por tierra.
Mi alma aprendió a ser tuya
de un modo tan extraño
después de tantos años
de estar desierta.
Tanto tiempo de vivir
como muerta
la hicieron atenta
al tímido asomo
de tu alma
que con asombro
se encontró de golpe
descubierta y admirada,
sorpresivamente amada
y más tarde rendida
a la conquista.
Aprendí a pensarme tuyo
para siempre
y para siempre
quiero saberte mía.