31 enero, 2006

Ciento cincuenta

Hace ciento cincuenta días
que las flores perdidas
regaban el camino.
Ciento cincuenta días
de conquista,
de perpetuo presente
y la gana urgente
de perpetuar mañanas.
Ciento cincuenta días
de celebrar en tu cama
la piel y su deseo.
Pero ahora creo
que acaso es tiempo
de sueños
y voy por un juramento
de futuro,
de amor inagotable
y seguro,
de pensarnos juntos
y al miedo oscuro
desterrarlo.
Ciento cincuenta días
en los que apenas
comenzamos
lo que solo la muerte
será lo suficientemente fuerte
para terminarlo.