11 noviembre, 2005

No pido que olvides

No tengo otras palabras
(por demás desvalorizadas)
que "perdonáme,
dejame empezar de nuevo".
No puedo conjurar tu enojo
más que con un arrojo
sapiente de mis culpas.
No permitas, te lo ruego,
que mis peores palabras
apaguen el fuego
encendido y tan cuidado
en decenas de poemas inspirados
en vos, mi vida.
No pido que olvides,
más bien que recuerdes
tanto amor y tanta poesía.
No tengo pases de magia
ni recetas milagrosas
para mostrarte el camino.
Sólo apelo al gran cariño
que sentiste un día conmigo.
Y a mis ganas de luchar
ahora que me acosa tu dolor
y me amenaza tu olvido.