08 noviembre, 2005

Desamor y olvido

Porque el cariño
que no es de amor crisálida
no se hace nunca mariposa
y ni siquiera roza
ése estado.
Pero el hombre enamorado
no quiere ver tales realidades
y el imperio de su voluntad
cree invulnerable
y que alcanza la magia
para todo.
El hechizo que piensa tan eterno
es como su cuaderno
de poesías,
donde no entran más congojas
que las que él mismo
dibuja en las hojas
para en el siguiente
verso refutarlas.
Así ve la vida
cuando su filosofía
le ha quedado chica.
Y no importan más premisas
que su eterna prisa
por enamorar a ella,
la mujer más bella
que ha besado.
Lástima que jamás
le ha preguntado
en serio si lo amaba.
Y cuando muy clara
ella le dice
que no es amor sino cariño,
llora como un niño
y se hace el distraído.

Pena me da aquel hombre
que tanto soy
y tanto he sido.
Y aún pido que el milagro
me salve a diario
del destino funerario
del desamor y del olvido.