04 noviembre, 2005

Juego de las escondidas

El deseo
desprovisto de razón,
el corazón sordo al temor
y los fantasmas tan inermes
que dan pena más que miedo,
en un silencio quedo
que nadie escucha y nadie siente
e indiferente muere
entre mi risa
y tu desvelo
por mis caricias
en tu cuerpo.
La música del universo
es el trapecio loco
de los sueños
que poco a poco
se hacen presentes.
Y los ausentes
se agolpan en mi boca
para salir en tropel
entre tus besos.
Que como el juego
de las escondidas
dejan su guarida
sólo cuando los vemos
y corremos a la meta
para llegar antes que ellos
y darles la bienvenida.