04 noviembre, 2005

Amor en crecimiento

Vengo a cambiar tu vida.
Y en cierto sentido
algo ya he logrado.
Con mi necio descaro
hago oídos sordos
a tus ruegos y a tus lloros
por pemanecer triste.
Y vos que prometiste
sólo un tiempo hecho de presentes,
acaso ahora sueñes
en mis brazos demorarte.

Decile adiós a las tristezas,
que el mundo y su aspereza
se vestirán de seda
y la tibia primavera
madurará en verano
para que tomada de mi mano
a Dios le agradezcas
estar viva.

Tarde o temprano los pesares
dejarán libres sus lugares
y en ese espacio abierto
te contaré que es cierto
que la felicidad es mucho
más que una suma de alegrías,
que no hay momentos muertos,
de dichas y tormentos
y que el amor en crecimiento
es tan posible
como fue nuestro encuentro
entre poemas y flores al viento
en una noche de un invierno
que se iba para siempre
de tus días.