10 septiembre, 2005

Luna de regalo

Me resulta
harto laboriosa la tarea
de tejerte una luna
con palabras,
porque decir encantadora,
luminosa, remota
pero llena de promesas
trae a mi cabeza
la certeza de tu imagen
y no la tibia cara del satélite.

Menguante luna.
Como mengua tu sollozo
con mis malabares
de locuras.

Luna nueva y oscura.
Como el día que dijiste
"no sé si estoy segura".

Creciente como el gozo
que me produce el reposo
del recuerdo de tus besos.

Y hacer una luna llena
me atormenta
porque tu alma está
apenas entreabierta,
muy poco dispuesta
a recibir gente extraña.

Me es más grato imaginarnos
mirando juntos una luna
que como ninguna
se cuela por la ventana
besando nuestra cama
y bañando tu cuerpo
con un fulgor que derraman
sólo vos y el universo.

Quise hacer una luna de regalo
y no he podido.
Es que mis palabras peligrosas
están vedadas a tus oídos
y en vez de luna tengo
sueños medio dormidos
puras fantasías de poeta
que tu alma inquieta
juzga traicioneras.