10 septiembre, 2005

Poema de Bettina I

Tu mente atolondrada
ha contagiado a la mía
y llenó mi corazón de mariposas.
El azúcar regada,
las flores perdidas
y la pobre sobreviviente
condenada a la guía telefónica
son tus maravillas
que gozo y que cuido
en mi memoria.
La magia, la fuerza,
tu mirada y tu lengua
perviven en mí éste día.
Y floto en mi oficina
como en globo perdido
que quiso ser libre
y que se ha amarrado a tu cintura.
Ya ves,
despertaste toda mi loca
inspiración hoy
y no puedo hablar
sin ritmo y sin rimas.
Pudiera yo escribir un poema
hasta de los expedientes
de ingresos y egresos,
en memos y toda planilla.
Todavía no recuerdo
mi nombre completo,
sólo sé que ayer
nos dimos besos
y nos prometimos delicias.