21 febrero, 2006

Tu calmo ahínco

Te veo dormir
cansada del día
y en tu sueño
la dulce melancolía
por estar en mis brazos.
Te sé feliz
contra toda tu esperanza
y la dormida añoranza
de amor y alegría
se despierta en tu noche
sin pesadillas.
Te conozco ya bastante
para apenas tocarte
con las yemas de mis dedos
y hacer de tus recuerdos
negros y tristísimos
un futuro prístino
poblado de delicias.
Te escuché decir
que sos mía
con tu calmo ahínco
y ahora mi vida
más que nunca
te la dedico.