17 noviembre, 2005

Tesoro más grande

No hay tesoro más grande
que algo tuyo para mí.
No importa si es un abrazo,
un beso apasionado o sutil,
o aferrado a tu cuerpo
poder dormir.
No hay tesoro más grande
que tu tiempo compartido,
que pretendo sólo mío.
Esas horas de encuentro
y las robadas al sueño
por amarnos tan intensamente,
que no hay más freno
que el cansancio supremo
de tanta caricia y tanto beso
en la temprana noche
que se hace madrugada
en un instante.
Y tanto fue el dolor
de la lejanía
que la primera luz
del nuevo día
nos llamó en secreto
para que los reproches y los retos
se hagan amor concreto
y la tristeza quede perdida
entre las sábanas limpias.