26 septiembre, 2005

Musa celosa

Musa celosa
no admites más poder
sobre las estrofas
que tus besos
y el aparente perverso
son de unos torpes versos
apenas dibujados
jaquearon tus sueños.
Pero al fin más pudo
el peso del amor puro,
la convicción profunda
de saberte amada.
Musa herida
tu poeta no te engaña,
su pluma y su alma
son todas tuyas.
Y acaso tus preguntas
no logren todas sus respuestas,
pero la funesta
sombra del olvido
hizo querido lo temido
y amado lo querido.
Musa ten confianza
que la loca esperanza
de tu alma
aún está encendida
y por cumplirse.