16 abril, 2006

Azules reflejos

Triste y hermosa
te ves desde lejos
y los azules reflejos
tiñen tu cara.
Quiero tocarte
y no puedo.
Y no puedo besarte
ni acariciar tu pelo.
Sólo las palabras
y sus ecos,
sólo las miradas
y los huecos
que en el alma
fabrica el terco
afán de no estar lejos.
Tristes y azules reflejos
son el espejo
en donde me miro.
Y si bien me sonrío
para tu alegría,
mi vida misma
te extraña.
Ojalá que la tela de araña
que teje el destino
junte nuestros caminos
más temprano que tarde
y sin demora.
Ojalá que vos guardes
en estas largas horas
tu amor para el mío
como ferozmente
guardo mi carne y mi mente,
y mi corazón
(pese a todo, ileso)
para que a tu regreso
deje de estar preso
de tanta añoranza
y melancolía.