25 febrero, 2006

Un amor de poesía

El sueño y la razón
suelen discurrir distantes.
Es que el alma errante
se incomoda ante el mundo
y ni por un segundo
acepta las barreras
que a mí como a cualquiera
se me cierran en las narices.
Y las profundas cicatrices
a veces la entristecen,
pero está viva y crece
y siempre se las ingenia
para hacer de la tristeza
motivo de alegría.
Ahora que mi alma
encontró a su pareja,
ahora que la vida deja
un poco en paz a mi vida,
quiero hacer de estos días
una cosa interminable.
Y que mañana la historia hable
de la noche del encuentro
como el primer aliento
de un amor de poesía.