23 diciembre, 2006

Adicciones

Me hice adicto
a vos y a tus pecas
y como un raro convicto
paso mi condena
más feliz que nunca.
Me hice adicto
a vos y a tu boca
de muñeca
e invento tretas
para besarla siempre.
Y sos como una serpiente
que encanta a su presa
para mi sorpresa
yo, que fui cazador furtivo.
Me hice adicto
a vos y a tus venas como ríos
de sangre que quiero
para mi progenie.
Me hice adicto
a vos en una especie
de sueño en duermevela.
Y por mi adicción
pago la bella condena
de estar indeciso
entre si sentirme muy vivo
toda mi vida
entre tus brazos
o hacerme inmortal
en tu regazo.
Me hice adicto
a vos,
a vos,
y a tu milagro.