20 octubre, 2006

Palabras nonatas

No nacen mis palabras
sino en sueños
y entre dormido
tejo los versos
que en la vigilia luego
se deshacen en jirones
como densos nubarrones
que prometen tempestades
pero que se pierden
en el viento.

No nacen mis palabras
sino en caricias
que son como la brisa
que hace olas
en los campos verdes.
Entonces tu piel se eriza
y tu fuego enciende
la fogata de la maravilla.

Así sucede
cada noche y cada día.
En vos escribo mi poesía
con las yemas de los dedos,
enredado en tu cabello
y en lo profundo de tu vientre.