07 octubre, 2006

Perdón en su día

No quiero que me pidas perdón
en su día.
No quiero tus disculpas,
sino tus muchas caricias
amorosas.
No quiero que las cosas
se hagan por arrepentimiento,
sino por sentimientos
y mucho amor, y ganas.
No sirve de nada
que yo perdone tus pecados
si tu único pecado
es la duda.

Soy un faro en la tormenta
y mis basamentos no lamentan
el embate de las olas.
Soy quién te espera horas
hasta que regreses.
Soy quién llora a veces
por tanto, tanto miedo.
Pero también soy el primero
que quiere tu felicidad
por sobre todo.
Y de algún milagroso modo
me tocó a mí esta suerte
de ser paciente y fuerte
y el de la espera constante.

No quiero disculparte
ni tampoco puedo,
sólo espero que tus ruegos
y los míos sean oídos.
Y lo bello que ha sido
sea luego
evidente a los sentidos.