17 agosto, 2006

Reloj de arena

Dejaré regadas
flores olvidadas
por el descuido.
Lo ya vivido
sucederá de nuevo
como un juego
que invoca
los besos de tu boca
y una noche fría.
Flores extraviadas
en el veloz curso
de un año
y el feroz impulso
de cientos de poemas,
letras como arena
de un reloj
acaso eterno.
Hace tiempo que despierto
en la gloria de tu cama
y aunque el almanaque
persiste en su engaño,
las flores extraviadas
se perdieron hace un año
y las encontramos
día a día.