26 abril, 2006

Cruel parsimonia

Sigue el tiempo
su paso obstinado
y yo aquí esperanzado
en que se apure un poco
porque ya me vuelven loco
los días sin ella.
Siguen las estrellas
con su mirada de luz fría
y las noches y los días
para mí son iguales
porque todas las señales
me dicen que no llega todavía
la hora del reencuentro.
Sigue el vacío en mis adentros
porque se me ha colado el frío
de este tibio otoño
en el medio de mi pecho.
Sigue enorme el lecho
en el que los dos dormimos
porque desde la noche que se ha ido
me queda grande y desvalido.
Siguen mis suspiros
repitiendo su nombre,
ojala que me asombre
una madrugada con su abrazo.
Corren las horas
y yo tras sus pasos
para ver si se apuran.
Los días duran y duran
con cruel parsimonia
y ya mi pobre memoria
necesita enriquecerse
porque llega a su ocaso.
Y para estar viva,
mi alma mecerse
feliz en su regazo.