30 septiembre, 2005

Fiera

No quiero domesticarte,
fiera.
sólo pretendo ser inmune
a tus garras.
Pasar por tu furia indemne
como un fantasma,
soplo de aire,
luz de la mañana.
Quiero saber
que tu saña no me daña,
que tu fuego abriga
y me perdona del incendio
y tu amor me guarda.
Te quiero tan salvaje
como siempre,
con todo tu peligro
siempre inminente,
pero mientras teme la gente
a tus fauces y tus uñas,
yo besaré y abrazaré
tu furia, tu ira
y tu dulzura.