06 junio, 2006

Otro poema navegante

Aunque nade en contra de la marea,
aunque nada más haya mar
y no la tierra,
y arrecien las tormentas,
las velas dispuestas
de mi barca
tempestades enfrentan
pero también la belleza
de tus noches de estrellas.
Entre truenos y centellas
mi naufragio se termina,
entre la agonía
y la esperanza
voy ya sin tardanzas
hacia tus costas.
Es imposible la derrota
cuando ya habló el destino.
Y es todo un desatino
temer perder el norte
si el camino es uno sólo.
No importa si imploro
de vez en cuando
tiempos blandos
si mi único cuidado
es llegar vivo
para darte vida.