21 diciembre, 2005

Que se entrega y que se escapa

Un río de amor
va al océano de tu corazón
e intenta vanamente
llenarlo con pacientes
caudales de agua dulce.
Esto no produce
otra cosa más que penas
ya que es un problema
irresoluble quitar la sal de la amargura
tan aferrada a tu figura
por tu historia reciente.
A veces tus palabras,
sin dudas sin quererlo,
hacen de mi cuerpo
hojas secas.
A veces las penas
se traslucen evidentes
en mi alma urgente
y tu amor desconfiado.
Pero es el precio que he pagado
desde que estamos juntos
y seguiré abonando en cuotas
para sanar tu alma rota
y elevar la mía.
Acaso aún no te merezca
y necesite que crezca
mi valía
para estar contigo.
Es un continuo
devenir de nuevos problemas
y el abolir penas
no siempre es sencillo.
Siempre es preciso
que los dos compartamos el deseo
de aferrar fuerte con los dedos
lo que la vida nos regala.
Ojalá que el futuro
que promete y nos depara
mañanas venturosos
llegue un día
más temprano que tarde
y sin demoras.
Que a veces la hora
parece tan lejana
y yo miro por tu ventana
tu alma que se entrega
y que se escapa.