14 octubre, 2005

Miente el almanaque

Miente el almanaque
cuando enumera el paso de los días,
el tiempo se transforma
en mera fruslería
y nos damos cuenta
que la cuenta de los días
no importa.
Que al fin nos conocemos
de toda la vida.
Sólo notamos los relojes
cuando estamos lejos
y las vidrieras como espejos
nos devuelven
nuestra imagen sola.
Pero en la memoria
y aún en el cuerpo
llevamos medio de prepo
la presencia tan amada.
Es que en cada
uno de los recíprocos besos
creamos los preceptos
para una vida juntos.
Y ya no te pregunto
si me querés con un te amo,
ya no te reclamo
definiciones y promesas,
prefiero la sorpresa
ansiada y esperada
de tu bienvenida que no deje
que me vaya nunca.