12 diciembre, 2005

La vieja soledad

El cielo está estrellado
y sin embargo
la noche es tan negra.
Mis ojos te han llorado
y vos estás tan cerca
que no sé lo que me pasa
pero ni el llanto
ni las estrellas
traen la aurora bella
de cuando me dijiste
que me amabas.
Mis dedos en tu piel,
como sin querer,
todavía te estremecen
y nuestras miradas ofrecen
las mismas promesas.
Pero con sorpresa
veo que la vieja
soledad me reclama.
Y aquí solo en mi cama,
mientras duermo y me despierto,
espero ver en vano
tu cuerpo dormido a mi lado.