10 septiembre, 2005

Nuestro amor por las palabras

El roce poco a poco
se va hundiendo
en profundidades tales
que en principio
son insospechables.
Y bien no se sabe
de que se trata
hasta que los dedos
descubren ciegos
que distraídamente
un atenta alma
los condujo sabia
a ése toque.

Creí que seducía
con mis palabras
y luego vi sorprendido
que he sido seducido
por tus silencios.

Nuestras formas
de pensar las cosas
son algo distintas,
el amor por las palabras
bellas y provocativas,
como inermes herramientas,
cofres de tesoros
que hay que abrirlos
o peligros inminentes
que ora están ausentes
y ora explotan,
en vez de separarnos
nos fascinan.

Yo que soy tan quedo,
tan parco y aburrido,
contigo
abro la boca y me agiganto.
Soñando tu presencia
tomo la pluma
y en consecuencia
el genio se desata
y los versos vuelan libres
sólo por el ansia
de tenerte al lado mío.