04 enero, 2006

Tu alma entre la gente

Te encontré casi sin querer
y es cierto que el ver
entre la multitud tu alma
es casi una hazaña
que requiere entrenamiento previo.
Pero si se abandona el miedo
y se sabe que se quiere,
hasta la soledad que hiere
y que acompaña
se hace buen arma
para encontrar la maravilla
de tu alma
entre la gente.
Te vi tan claramente
que mi inocente
ansia se hizo frenesí
y todos mis sueños
estallaron en tu boca
que siempre provoca
mis ganas de hacerte eterna.
Perdonáme ahora
la incómoda hora
de mi visita,
sin anuncio y sin cita
y sin pedir permiso
a tu corazón remiso
y medio herido,
tan lloroso y tan sufrido
y sin querer esperanzas.
Perdonáme la tardanza
al irme de tu cama
cuando soy sólo visita
y luego de un tiempo aburro.
Yo tampoco sé el futuro
que me espera a tu lado,
pero quién me quita el gozo,
quién me quita lo bailado.