10 septiembre, 2005

A nada obliga mi poema

A nada obliga mi poema,
no ata ni pide explicaciones,
nomás le canta a las cosas
que no admiten dilaciones.
No quiero promesas
y suspiros
prefiero el peligro
de las buenas intenciones.
No temo ni prevengo
pero acaso la inocencia
no siempre esté conmigo.
Sólo es cuestión
que no te engañes,
no soy santo
o un asceta.
Soy un hombre urgente
y curioso, y poeta.
Pero tenelo por seguro,
no voy dónde no quieras.
A partir de ésto,
bienvenida.
Vamos a buscar secretos,
obviedades y quimeras.