10 septiembre, 2005

Elegía de las palabras

No siempre hay arco iris
después de la tormenta
y el alma que lamenta
pérdidas
no siempre encuentra luego.
Es tonto acusar
a las palabras
de ineficaces,
peligrosas y feroces
cuando son sólo instrumentos
y las herramientas son inermes.
El peligro es todo nuestro
y no nuestro lenguaje,
somos los que iniciamos el viaje
arduo y sin retorno
de mentiras y promesas.
Es como decirle
cruel a la espada
y sangrienta
cuando es nuestro brazo,
por lo tanto
nuestra mente,
quién la esgrime y acomete
y lacera y asesina.
Así mismo usamos
las palabras inocentes.